Recientemente he tenido una discusión con dos venerables ancianitas (ojo, no confundir venerables con dulces y complacientes) pues mucho me temo que si estas dos mujeres de carácter y genio digno de Agustina de Aragón no hubieran sido mi propia madre y una de mis tías, me habría visto en un brete. Supongo que a este tipo de mujeres se refieren las feministas cuando hablan de las mujeres apocadas, mojigatas y sometidas al hombre criadas durante el franquismo… se ve que estas feministas no han conocido a mi madre.
Bueno, puede que haya dramatizado un poco, pero les aseguro que no demasiado. La discusión versó sobre política, una de las pocas cosas en este mundo capaces de hacer perder las buenas formas a estas dos correctísimas señoras a las que quiero una enormidad y que siempre han tenido a gala ser de derechas y muy de derechas, por lógica (al menos para ellas) votantes del PP y aquí empezó el problema.
Entre bromas y veras se me ocurrió preguntarlas ¿cómo podían decir que eran de derechas cuando votaban a un partido de centro? Como imaginé eso ya fue motivo suficiente como para desencadenar una batalla campal, y aunque conocía las respuestas, no sin cierta dosis de maldad me permití hacerles una serie de preguntas.
A saber:
¿Estáis en contra del aborto? ¡¡Sí!!
¿Creéis que cualquier niño debería poder estudiar en español en cualquier punto de España? ¡Desde luego!
¿Creéis que España es una nación y no un cúmulo de naciones? Hombre ¿pero tú por quién nos has tomado?
¿Creéis que es lógico que ciudadanos extranjeros tengan derecho al voto y en consecuencia decidan sobre futuro de España? Pues no, claro…
Bien, pues desde la ley del aborto creada por Felipe González lo cierto es que en España se han practicado abortos dentro de la ley a cualquiera que quisiera hacerlo y durante las legislaturas del gobierno del señor Aznar esto no cambió lo más mínimo. La comunidad valenciana presidida por el PP ha aprobado un estatuto de autonomía que la define como nación y en Galicia, a pesar de las promesas electorales del PP y después de su victoria, los padres siguen sin poder elegir que sus hijos estudien en español. En cuanto a lo del voto inmigrante la única postura conocida de don Mariano al respecto es que quiere que le voten…
Supongo que ejemplos de este estilo podría haber puesto muchos más, pero hasta el pecado venial de chinchar a una madre tiene un límite en el que se convierte en pecado mortal y no quise tentar a la suerte. Con lo dicho me pareció suficiente, su respuesta no se hizo esperar ¿¡¡Tu que pasa que ahora te has hecho amigo de Zapatero!!?… A partir de aquí una cascada de descalificaciones en las que se llegó a insinuar que ¡¡podría estar haciéndome comunista!! jajajaja.
Lógicamente lo dejé estar. Estas dos mujeres son del PP, lo son como el que es del Betis y seguramente esto nunca cambiará, haga lo que haga el PP. Pero esto creo que es algo más que una divertida anécdota doméstica.
Porque en todas las democracia existe lo que se denomina el voto cautivo, entendiendo por éste ese caudal de votos fijo e inamovible que todo partido tiene prácticamente bajo cualquier circunstancia, una adhesión cuasi-religiosa. Pero en el caso del PP este voto cautivo tiene una peculiaridad tan sorprendente como perversa.
Sorprendente porque debe ser el único partido en el que el grueso del voto cautivo no comulga con el ideario ni del partido ni de sus dirigentes. En otros partidos es posible que la ideología compartida entre las bases y sus dirigentes sea traicionada en el ejercicio de gobierno por parte de dichos dirigentes y ni aún así se quiebre la adhesión del voto cautivo por lealtad a un ideario en el que, al menos sobre el papel, coinciden. Pero en el caso del PP no es que luego la traicionen o no, es que no coincide ni sobre el papel!! Pero a su voto cautivo esto de adherirse a una opción de ideológica distinta a la suya parece traerle sin cuidado!!
Y perverso porque elección tras elección lo cierto es que el PP deja sin voz ni representación política, como si fuera una realidad social que ni siquiera existe, a una buena parte del electorado que se inmola voluntariamente y elige a unos representantes que no defienden lo que ellos piensan, aunque bien es cierto que contra toda lógica ¡esto no parezca importarles!
Independientemente de si se está de acuerdo con estas ideas o no, lo que habrá que reconocer es que existe una masa social nada despreciable que las defiende y que al encontrarse ¡¡voluntaria y libremente!! cautiva del PP no existe ninguna voz en el parlamento que defienda sus principios.
Todo un acontecimiento digno de estudio por parte de los sociólogos.
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